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Rinocerontes: víctimas de la codicia y las supersticiones

Rinocerontes: víctimas de la codicia y las supersticiones

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Imponentes y hermosos, fuertes por naturaleza y muy frágiles frente a la codicia humana. Los rinocerontes son apacibles comedores de hierba inmersos en una vida pacífica y solitaria, que no emplean su extraordinaria fuerza y velocidad salvo que sus crías estén en peligro. No tienen enemigos naturales pero la demanda de sus cuernos para satisfacer mitos ancestrales y fabricar empuñaduras decorativas los ha colocado en la senda de la extinción.

En solo medio siglo, el rinoceronte negro, por ejemplo, pasó a ser uno de los animales más amenazados del planeta. La caza furtiva redujo una población que rondaba los 70.000 ejemplares a tan solo 2.400 a mediados de los años noventa.

Uno de los registros históricos más antiguos que atestiguan su utilización como uso medicinal procede de la China del año 200 a de C. y en la Europa medieval, los cuernos de las cinco especies de rinocerontes (dos africanas y tres asiáticas) eran muy apreciados en polvo para detectar veneno en los cálices; se trataba de una tradición proveniente de Asia, según la cual los príncipes indios bebían en copas labradas con estos cuernos, que se quebraban si se había vertido veneno en ellas.

No obstante, la auténtica persecución llegó con la talla de los mangos de las jambias (dagas) en Yemen. Arropados por el poder adquisitivo derivado del petróleo, los yemeníes pagaban más de medio millón de dólares por un solo cuerno de rinoceronte para esta artesanía. Afortunadamente, la presión internacional, el colapso de los precios del crudo a mediados de los 80 y las medidas de control en el país permitieron descender la demanda.

Mientras, para la medicina tradicional asiática, sobre todo en China, Vietnam y Corea del Sur, el polvo de cuerno de rinoceronte era y continúa siendo esencial para la elaboración de muchos preparados dirigidos a rebajar la fiebre, mitigar las contusiones, aplacar enfermedades como la epilepsia y el sida, curar el cáncer y, sobre todo, como afrodisíaco.

El cuerno es solo una masa de pelo endurecida formada por una sustancia similar a la queratina que dan lugar a las uñas de nuestras manos y pies pero las poderosas supersticiones y la fuerte demanda en los 80 dispararon los precios hasta llegarse a pagar más de 25.000 euros por un solo cuerno.

En la actualidad, a pesar del incremento de controles en la mayoría de los países implicados en las rutas del tráfico ilegal, cada día los furtivos siguen asesinando a una media de 3 rinocerontes. Vietnam constituye el mayor mercado mundial para el comercio ilegal de sus cuernos, la venta se realiza abiertamente y el gobierno vietnamita no es tan firme ala persecución de este delito como otros países. La codicia de unos pocos mantiene los falsos usos medicinales del cuerno que están matando a los últimos rinocerontes y hoy su precio al peso supera al del oro.

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Objetivo: 500000 firmas

Con mi firma me comprometo a luchar contra el tráfico ilegal de especies que está llevando a la extinción a animales de todo el planeta.

Pido a nuestro Gobierno que actúe para cortar el tráfico de marfil, cuernos de rinoceronte y otras especies en peligro que llegan a nuestro país.

Reclamo a los Gobiernos que aumenten los medios para luchar contra las redes organizadas y el tráfico ilegal que cruza nuestras fronteras reforzando y coordinando policía y aduanas. Pido que se tomen medidas para acabar con los mercados ilegales de vida salvaje.

Me comprometo a no comprar pieles de animales, objetos de marfil, restos de tortuga carey, medicinas o productos que contengan derivados de animales en peligro de extinción o que puedan proceder de tráfico de especies.

Compartiré mi compromiso con mis amigos y familiares para que también luchen contra el tráfico ilegal de especies.

Apoyaré a WWF en la defensa de la naturaleza.

Gracias